domingo, 26 de marzo de 2006

La ciudad inculta

Es increíble que después de tantos programas de competencias ciudadanas implementados a lo largo del país, algunas ciudades sigan renuentes a estos adelantos culturales y crean que la gente es estúpida y no se da cuenta. En algunos casos sí y eso es lo peor porque la gente sigue entonces en el mismo limbo y no aspira a algo mejor. Un caso en particular, la ciudad (aunque yo prefiero llamarla "pueblo con semáforos") en la cual habito: Bucaramanga; no sólo porque esta ciudad tiene crisis de identidad cultural sino porque en el fondo la cultura no tiene verdadera cabida aquí. Me explico, hace poco escuchaba en la única emisora cultural que tiene a un locutor que aterrado decía: "caminé tres kilómetros por una de las principales avenidas de la ciudad y no encontré ni una sola caneca de basura" y después se preguntan porque hay tanta basura. "Pero eso que importa para eso están los barrenderos" dice comunmente la gente. Ahora bien, la carrera 33 es una excelente muestra de la crisis de identidad cultural y lo digo porque esa carrera se remodeló bajo replica bogotana con tan malos ingenieros y planeadores que no se dieron cuenta de que las calles aquí son más angostas y los autobuses o los automóbiles no caben y siempre hay trancón. "Pero eso que importa si igual se ve más bonito" claro a costa de baches y de ruido ¡dííígame! Por si fuera poco, en esta ciudad nadie asiste a las retretas de la Concha acústica o a los Parqueartes o a los viernes en frente de la Biblioteca Gabriel Turbay (que no es la única pero si la más grande y más completa) pero se llena Cenfer o Juan Parranda si "Jorgitio" Celedón o el "Charrito negro" se presentan. Los ejemplos son innumerables y la gente, como borregos, sigue al peor pastor, al que le proponen los programas de televisión, la modelito tonta de la sección de farándula, la parodia ideologista de la novela, el locutor pseudo-play de todas las mañanas, enfin, se necesitaría más de un post para nombrarlos. La idea de este comentario no es una simple queja, no es una simple crítica, es un paso hacia la reflexión y el cambio utópico, el que lo quiera tomar, bienvenido y el que no, buena suerte con la manada.